Las sequé suavemente en una toalla pequeña que guardo para mis piedras. Y las metí en arena de playa, para que se empaparan de su energía. Después, una a una, las iba pasando por incienso y por la llama de una vela, para que se impregnaran de la energía de los cuatro elementos. Y después, una a una, las cargué y sintonicé con mi propia energía.
A esta limpieza, la llamo la limpieza de los 4 elementos, ya que se utiliza el agua, fuego, tierra y aire para limpiar y purificar algo (en este caso las gemas). Hay otros tipos de limpiezas y formas de cargar las piedras como las que expliqué hace tiempo en este artículo.
A esta limpieza, la llamo la limpieza de los 4 elementos, ya que se utiliza el agua, fuego, tierra y aire para limpiar y purificar algo (en este caso las gemas). Hay otros tipos de limpiezas y formas de cargar las piedras como las que expliqué hace tiempo en este artículo.
Así que cargué mis piedras así.
Y, la verdad, es que me sentí maravillosamente bien. Cogía las piedras una a una y con los ojos cerrados, en mi mano menos dominante, rodeada por mi mano a veces más dominante... y les hablaba. Una a una, sabiendo que cada una es especial y maravillosa. Y repetía el mantra una y otra vez, en mi lengua materna. Las piedras conocen todos los idiomas y lenguas. Hasta que notaba la conexión, una vibración que antes no estaba, una sensación en mis manos y en mis brazos. Hermosa, algo que hasta ahora sólo había sentido con una piedra luna que me encontré en una tienda, hace ya tanto tiempo...
Y hoy, recordé una canción que aprendí hace muchos años, tal vez 7, no sé, hace muchos, muchos. Y les canté, y las volví a sentir. Reviví la conexión y me sentí unida a ellas, en calma, en paz.
Yo honro ese sitio en ti... donde el Universo mora... Yo honro ese sitio en mí... dónde el Universo mora... Namasté, namasté, namasté...
¿Y tú? ¿Cómo limpias y/o cargas tus piedras? ¿Te transmiten algo tus gemas al tocarlas, mirarlas o de cualquier otra manera?