A veces siento una tristeza tan grande que no se me quita tan solo con llorar. Es una sensación conocida, pero siempre que me visita intento hacerla desaparecer de todas las maneras posibles. Y no siempre la reconozco por lo que es. No quiero reconocerla, la ansiedad y el malestar que genera hace que me quiera meter en la cama y no salir hasta que todo pase. Cuando viene, pienso en qué puede estar generándola. A veces encuentro motivos. Mis miedos se acrecentan antes de tener esa sensación. Me entra pánico a salir a la calle antes de tener esa sensación. Y el silencio se torna fuente de palabras no dichas.
Ahora siento esa tristeza. Hace días que la sentía pero no sabía la causa y ahora la sé. Recuerdo haber meditado con cristales tras una sesión de yoga. Recuerdo haber estado con tan malestar que me puse a limpiar hasta las paredes. Tenía un no sé qué dentro que no sabía cómo sacar, que no reconocía y que me generaba frustración y pánico. Los cristales me ayudaron. Utilicé hasta una piedra que normalmente me disgusta. Pero tenía que utilizarla. Lo sentía así. Y necesitaba hablar desde el alma, pero no supe cómo hacerlo.
Ayer reconocí la sensación. Como en otros tantos momentos en los que me doy cuenta de que la familia es mucho más que un lazo de sangre. Sé que hay un hilo energético que nos une, quizás sea sólo con mi madre y sé que ella como yo es una esponja que absorbe todo cuanto hay a su alrededor. Y estando a 400km seguimos unidas. Cuando murió el abuelo de mis primas, sentí esta sensación. Cuando murieron mis abuelos, sentí esa sensación. Y dirás, bah, es normal estar triste cuando muere alguien. Sí, estoy de acuerdo. Pero no sé si es normal estar triste antes de saber que ha muerto alguien. Cuando murió la madre de un amigo, sentí la sensación. Nos íbamos al pueblo y estuve días sintiendo que no nos debíamos ir. Había algo que me frenaba. La ansiedad, el miedo, y había hecho ese viaje mil veces y tenía muchas ganas de ver a mi familia. Y hoy, estoy triste. Llevo triste hace cuatro días. Y fue ayer cuando supe que mi tío ya no está entre nosotros.
Una amiga canalizó y me dijo que cogiera el péndulo y meditara. No conseguí canalizar, tampoco había intentado nunca canalizar cuando yo quisiera, primer intento. Pero el péndulo habló. Y yo me sentí mejor. Y al terminar la sesión, hice un mandala con piedras y velas. Y me sentí mejor. Y hoy, deshice el mandala e hice otro con piedras y el mandala que te mostré hace un tiempo. Y le puse unas velas. Y me sentí mejor. Pero sigo estando triste. Lo positivo, es que ahora por lo menos ya sé por qué es. Y lo no tan positivo es que me da miedo acabar reconociendo esta sensación y al sentirla saber que algo malo va a ocurrir.
Namasté.
P.S.: No sé si voy a tener ganas de escribir esta semana. Así que si no lo hago, por favor no te molestes, necesito unos días para llorar y despedirme hasta que tras mi muerte me reúna con todxs de nuevo en el jardín...