Hace mucho que no me paro a escribir. Circunstancias,
supongo. Hoy quería hablarte de la importancia de escuchar a los mensajes de tu
cuerpo. Está claro: muchas veces oímos lo que el cuerpo nos pide, pero por
razones ajenas a nosotrxs y/o a nuestros deseos, no podemos escucharle. Me ha
pasado recientemente y voy a contártelo.
Desde diciembre hasta principios de febrero ha sido un no
parar. De acá para allá todo el día. En enero además, comiendo fatal. Y cuando
digo fatal me refiero a abusar de comida rápida, tomar casi todo precocinado y
productos envasados ¿productos frescos? ¿eso qué es?. Y la impotencia de saber
que no puedes hacer nada para cambiarlo, pues no depende de ti. Estrés, estrés,
estrés. Dormir poco y mal, por los nervios, supongo.

Llevaba sin hacer yoga… uuuuuffffff demasiado tiempo.
Intenté retomarlo en diciembre, cuando me enteré de que iba a tener unos meses
más estresantes de lo normal, pero a penas tenía tiempo e hice sólo un par de
días. Llevaba demasiado tiempo sin hacer yoga y eso me hacía más débil. Bueno,
nada más la tos me lo permitió (y hace tres días de eso) empecé a hacer yoga
cada mañana al levantarme. Nada especial, lo que el cuerpo me va pidiendo, algo
suave para empezar, para ir despertando poco a poco el cuerpo. Muchas
torsiones, algunas flexiones hacia delante, guerrero uno y dos (porque ayudan a
respirar mejor).
También intento comer cada día una naranja después de comer
y, la verdad, desde que empecé a tomar dos o tres piezas de fruta al día, que
empecé a sentirme mejor, mejor y cada vez mejor. La conclusión a la que he
llegado, es que si tu cuerpo te da señales de que te tomes un respiro y no le
haces caso, al final él por su cuenta cogerá el primer virus que pille por el
aire y te tendrá malísima durante más de un mes, para que seas consciente de tu
necesidad de descanso y estés en cama una temporadita.
Y con esto ya termino. Espero que te haya gustado este post,
sé que no está directamente relacionado con la temática del blog, pero el tema
de la alimentación consciente y el querer cuidarse para mí es importante.
Namasté.