Hoy quería dar las gracias a todas las personas que se han animado a mandarme sus sueños.
Por confiar en mí, por ser pacientes (sobretodo últimamente, uuuufffff) y, sobretodo, por darme la oportunidad de indagar en una parte de mí misma que tenía dormida. Y es que yo, el primer cuadro onírico que hice fue en el instituto en clase de TEGP y desde entonces que no había vuelto a hacer otro. En esa clase, que era de mis preferidas, el objetivo era aprender a utilizar un montón de técnicas pictóricas como por ejemplo la témpera, la acuarela, los pasteles, los acrílicos… y una vez tuvimos que experimentar con pintura al temple, hecha por nosotros. Es una pintura a base de huevo, pigmentos y aceite si no recuerdo mal. En esa clase también explorábamos distintos estilos, como el cubismo (qué divertido pero qué complicado), el fauvismo y otrxs. Y en una ocasión, pues realizamos pintura onírica.
¿Y sabes qué pinté sin querer? La que ahora es en mi Tarot personal la carta de la Muerte. Soñé que la Muerte me perseguía y ésta era una joven que mataba con rosas. Había un pozo y una iglesia y, como toda buena película, había escena de sexo, de persecuciones y, como no, final feliz. Mira que hace 14 años que lo soñé y todavía recuerdo que empezaba en la copa de un árbol, había un sobre con mi nombre y una voz me decía: “Tranquila, sólo son rosas”. Todavía recuerdo detalles como si lo hubiera soñado anoche mismo.

Así que gracias, muchas gracias. Y, si quieres, si eres una o un soñadora/soñador, puedes mandarme los sueños que quieras para interpretar, porque me haces feliz y espero hacerte feliz a ti también.
Namasté.